Comunicado de DERECOOP
Reseña de la Biografía
Jurídica de Hostos
de Carmelo Delgado Cintrón.[1]
La librería y editorial DERECOOP, [derecoopupr@gmail.com], empresa cooperativa manejada por los estudiantes de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico, ha
publicado recientemente una Biografía Jurídica de Eugenio María de
Hostos. 1857-2003. El autor es el profesor Carmelo Delgado
Cintrón, [carmelodelgado@gmail.com], quien enseña desde hace años los
cursos de Historia Constitucional de Puerto Rico, “Derecho y Literatura”, e
Historia del Derecho Puertorriqueño. La biografía en tres tomos abarca
desde que Hostos se matriculó en la Universidad Central de Madrid en 1857 hasta
que regresó a Puerto Rico en 25 de septiembre de 1898 y se exilia a Santo
Domingo donde llega el 6 de enero de 1900. Se examinan minuciosamente y con
nuevas fuentes bibliográficas y documentales, todas las etapas española,
latinoamericana y antillana del polígrafo e internacionalista de Mayagüez, sus
diferentes etapas ideológicas y la participación en la revolución de 1868. Su
pensamiento anticolonial, anti-anexionista, independentista, revolucionario y
su admiración por el constitucionalismo norteamericano son examinados
exhaustivamente. La biografía está dividida en tres tomos que escudriñan tres
grandes temas de la vida y obra del “mayagüezano universal”. El primero
trata de La Transfiguración de Hostos. 1903-2003 [705 p.]; el segundo
sobre las Lecciones de Derecho Constitucional y otros escritos
jurídicos.1857-1897 [617] y el tercero sobre Las ideas hostosianas,
políticas y jurídicas, sobre la dominación de EE UU en Puerto Rico.1898-1903 [689].
El primer volumen comienza con la celebración del
sesquicentenario del nacimiento de Hostos en 1989, idea del jurista y luchador
anticolonialista el licenciado Juan Mari Brás. Se dedica la obra a este
combatiente por la libertad e independencia puertorriqueña e intelectual y
también a otros hostosianos ilustres, como son: Federico Henríquez y Carvajal,
Emilio Roig de Leuchsenring, Luis Nieves Falcón, José Enrique Ayoroa Santaliz,
Margot Arce, Nilita Vientós Gastón, Eladio Rodríguez Otero, Marcos Reyes Dávila, Argimiro Ruano, Carlos
Rojas Osorio, Adriana María Arpini, Francisco Manrique Cabrera, Ricardo E.
Alegría, para mocionar algunos. Se narran históricamente todos los procesos,
desde 1924 hasta 1939 que tratan sobre la exaltación de Hostos, desde
diferentes posiciones y sectores encontrados, como son: los anexionistas y los
puertorriqueñistas e independentistas. Las polémicas de la época, incluyendo la
protesta anti-anexionista contra el Juez del Toro de 1919, primera que sucedió
en la UPR, que protagonizaron los estudiantes de Derecho Ernesto Ramos
Antonini, Miguel Ángel García Méndez, Lidio Cruz Monclova y R. O. Fernández,
entre otros.
La inauguración de la estatua de Hostos, idea del licenciado José
A.(Pepito) Balseiro, que Victorio Macho esculpió en España y se levantó en el
campus de Río Piedras en 1926, cuyo comité presidió el Juez del Toro. En la
inauguración el miércoles 11 de agosto de 1926 los estudiantes nacionalistas y
puertorriqueñistas al final de la ceremonia oficial colocaron y despegaron la
proscrita Bandera de Puerto Rico, “la Bandera de la Estrella Solitaria”, en
dicho conjunto escultural, lo que concitó calurosos aplausos a granel y asombro
y disgusto entre los sectores gubernamentales, autoridades norteamericanas y
los anexionistas del país. Se decía por la prensa satírica que don Tano,
como le decían al gobernador Horace Towner, estaba molesto con ese gesto
estudiantil. Todos los medios destacaron el gesto patriótico de los
estudiantes.
Se examina detalladamente la participación en los eventos hostosianos del
juez presidente del Tribunal Supremo Emilio del Toro Cuebas, quien también era
el inquisitivo y ubicuo líder del anexionismo cultural que se apropia de la
figura para sus fines. Dicho magistrado fue el primero que dictó un curso
universitario sobre la moral y sociología de Hostos en la UPR desde 1926 a 1931.
Se ofrece la lista de los estudiantes matriculados en dicho curso, figuras
destacadas entre el estudiantado. Se recalca que el Juez del Toro Cuebas, era
también Síndico y Vice-Presidente de la UPR. Este magistrado supremo presidió
durante quince años (15) todos los comités e iniciativas que sobre Hostos se
llevaron a cabo en San Juan, Mayagüez e internacionalmente, ello desde 1924
hasta 1939. El juez del Toro Cuebas presidente inamovible del “Comité del
Centenario”, y del “Comité de las Obras Completas” impone su particular visión
que es auspiciada, respaldada y financiada por el cuestionado y detestado
Gobernador norteamericano General Blanton Winship. Estos comités hostosianos
son creados pocos meses después de la “Masacre de Ponce”, por el General Winship
y la Asamblea Legislativa coalicionista. Se estudian las polémicas sobre el
Hostos científico y apolítico que exponían y respaldaban los licenciados Del
Toro Cuebas, Balseiro---de nacionalista a anexionista a estadolibrista---, Juan
B. Soto---abogado por estudios libres, profesor de Derecho, senador
coalicionista y rector---, Juan B. Huyke---comisionado de educación empeñado en
eliminar de la vida puertorriqueña la cultura nacional y el idioma
castellano---, el senador Rafael Martínez Nadal, entre otros. También
participaban activamente los que se oponían frontalmente a esa visión deformada
de Hostos dirigidos por la dra. Margot Arce Blanco del Departamento de Estudios
Hispánicos de la UPR, y Vicente Géigel Polanco, presidente del Ateneo
Puertorriqueño, entre otros.
La recopilación de las Obras Completas de Hostos, fue hecha
de manera festinada, se censuraron numerosos fragmentos, se eliminaron partes
de textos, y se ocultaron cartas. Resultó dicha compilación como afirma el
doctor Francisco Manrique Cabrera, que: son “Obras Completas Incompletas.”
La recopilación fue dirigida y hecha por los hermanos Adolfo y Eugenio Carlos
de Hostos Ayala y el narrador dominicano Juan Bosch Gaviño, el comité
responsable estaba presidido por el juez Emilio del Toro Cuebas. Veremos como
al terminarse las ceremonias que culminan la semana del centenario del 11 de
enero de 1939, la prensa informa que los hermanos Adolfo y Eugenio Carlos de
Hostos Ayala y el Gobernador Blanton Winship brindan en La Fortaleza con champán
de la viuda de Clicquot. El año del centenario se enluta con la muerte supitaña
de Antonio S. Pedreira el 23 de octubre de 1939.
Enfrentados tenazmente con la visión de Hostos que promocionaba el Juez del
Toro Cuebas se encontraban los ateneístas y universitarios Margot Arce Blanco,
Vicente Géigel Polanco, Lidio Cruz Monclova, Francisco Manrique Cabrera, Emilio
S. Belaval, Nilita Vientós Gastón, Tomás Blanco, Isabel Gutiérrez del Arroyo y
los jóvenes José Emilio González, José Ferrer Canales, Manolín Negrón, y Carlos
Carrera Benítez. Estos propulsaban el Hostos auténtico y veraz; es decir, como
fue históricamente: un luchador anticolonialista e independentista, además de
sociólogo, jurista, pedagogo, catedrático de Derecho, revolucionario, Rector, y
meditador filosófico krausista y positivista. Entre los dos sectores se
encontraba el joven intelectual y estudioso Antonio S. Pedreira, quien
participaba y colaboraba junto con el Juez del Toro Cuebas de todas sus
iniciativas. Será el Juez del Toro Cuebas quien oficie en sus oficinas
judiciales el matrimonio del profesor Pedreira y la profesora Marietta Negrón.
Destacamos la figura interesante y trágica del abogado y estudioso
puertorriqueño de lengua y literatura, especialista en José Enrique Rodó y su Ariel,
el profesor de Northwestern University, Vicente M. Díaz-Rivera. Este académico
desde mediados de los veinte y hasta 1932 preparaba una tesis doctoral sobre la
filosofía en Hostos, habiendo viajado a Santo Domingo a esos efectos. El
profesor Díaz-Rivera muere al caer desde un tren, el 16 de junio de 1932,
cuando viajaba con su esposa en la línea de Pennsylvania cerca de North Judson,
Indiana, perdiéndose dicha tesis hostosiana que hubiera sido la primera que
examinase las ideas en Hostos.
Relatamos con detalles la bofetada en el rostro que Luis F. Velásquez le
propinó al Juez Presidente del Tribunal Supremo Emilio del Toro Cuebas en su
oficina, en el Convento de los Dominicos, por sus actuaciones y dichos, el
juicio, problemas de jurisdicción y demás detalles. En este juicio el doctor
Pedro Albizu Campos esboza la teoría de la nulidad del Tratado de París, que
comunicó, por carta, originalmente el doctor Federico Henríquez y Carvajal a
Eugenio María de Hostos. Teoría rebatida por el destacado jurista y
constitucionalista, José López Baralt.
Se explora y estudia la tesis doctoral en la Universidad Central de Madrid
que presentó Pedreira sobre Hostos, tema similar a la de Maestría que sometió
en Columbia University, las cartas que este escribió al Rector Chardón, su
opinión sobre la huelga de los treinta, y la publicación de su obra “Hostos:
Ciudadano de América”, que constituye el breviario de toda una generación
sobre Hostos. Interviniendo desde el periódico” La Palabra” antes
dirigido por Juan Antonio Coretjer, preso en Atlanta, se destaca el abogado J.
M. Toro Nazario con sus incisivos artículos contra los proyectos del Juez del
Toro y la teoría historiográfica y literaria de este magistrado sobre la
anexión de Puerto Rico. Veremos con detalles los incisivo ataques periodísticos
de Mauricio Magdaleno, desde México, contra la celebración del centenario
hostosiano de 1939 que presiden Emilio del Toro y el General Blanton Winship;
mientras don Pedro Albizu Campos, por hacer y pensar lo mismo que Hostos, está
preso en Atlanta. Un solo intelectual puertorriqueño defendió al Juez del Toro
ante esos serios requerimientos, y este fue el doctor Antonio S. Pedreira.
El tomo segundo ofrece un panorama jurídico, crítico e histórico de la obra
constitucional de Hostos, Las Lecciones de Derecho Constitucional, único
libro de Derecho escrito por un puertorriqueño en el siglo XIX y publicado en
Santo Domingo en 1887. Lo comparamos con el libro del padre Félix Varela, Observaciones
sobre la Constitución Política de la Monarquía Española (1821), que es el primer tratado de Derecho
Constitucional que se publicó en toda América Latina y fue realizado por el
presbítero cubano Félix Varela catedrático del Seminario de San Carlos en La
Habana, Diputado a Cortes y exilado en Nueva York. Las relaciones personales de
Hostos con el jurista chileno José Victorino Lastarria autor de diversas obras,
entre ellas, una revisada de 1865, mientras Hostos está en Chile, Elementos
de Derecho Constitucional (1865). Así como la visita que hizo don Eugenio
María en la Universidad de Buenos Aires al notable jurista colombiano, exilado,
Dr. Florentino González, con quien compartió y adquirió su libro de Derecho
Constitucional. El doctor F. González es autor de un importante tratado de la
materia, titulado Lecciones de Derecho Constitucional publicado en 1869
y con cinco ediciones distintas y libro de texto de varias facultades. El
doctor Florentino González fue el primer catedrático de Derecho Constitucional
en Buenos Aires.
En este tomo segundo de la Biografía se comenta detalladamente la
obra constitucional de Hostos, sus influencias y fuentes. Así mismo se expone
todo lo referente a las cátedras de Derecho que Hostos explicó en Santo
Domingo, en el Instituto Profesional, del cual era rector el ex presidente de
la República Dominicana, Monseñor Fernando Arturo Meriño, Arzobispo de Santo
Domingo, quien en una épocas fue párroco de Guayama, Puerto Rico. Es destacada
la estrecha amistad de Hostos con el ilustre jurista dominicano y prócer
latinoamericano, doctor Federico Henríquez y Carvajal, eventualmente Presidente
de la Corte Suprema de Santo Domingo. El doctor Henríquez y Carvajal era amigo
muy cercano de Hostos, Ramón Emeterio Betances, José Martí y el General
Gregorio Luperón. La última carta de Martí al morir en el combate en Dos
Ríos, sitio Las Bijas, estaba dirigida al Dr. Henríquez y Carvajal.
La obra de Hostos en la República Dominicana y las oportunidades académicas y
profesionales que esta sociedad le ofreció. Las cátedras de Derecho en la
Universidad de Chile y los rectorados de Chillán y Santiago de Chile. Las
gestiones revolucionarias a favor de la Revolución Cubana de 1895.
El tercer tomo trata de Hostos en su patria, dominada por los Estados
Unidos, que la invade en 1898. El regreso de Hostos a Puerto Rico el 25 de
septiembre de este año, sus decepciones al no ser comprendido en sus complejos
esquemas descolonizadores. Su traslado, a principios de 1900, a Santo Domingo
donde ansía regresar y le esperan sus amigos y discípulos. Este volumen
escudriña las distintas fundaciones de la Liga de Patriotas y los
diferentes programas de la Liga, las posiciones constitucionales de
Hostos, sus contradicciones, sus gestiones entre los puertorriqueños, que no le
atendieron a pesar del derroche de artículos y propuestas que hizo de Hostos
para combatir el colonialismo. La densidad y variedad de los temas tratados en
ese año y medio en que Hostos vivió en Puerto Rico nos impide continuar esta
reseña. Les invitamos a estudiar y conocer la rica y controversial vida y obra
de Hostos desde una perspectiva original y novedosa.
DERECOOP
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