Libros: Yo quiero que me olviden: la historia de Marta Romero. Víctor Federico Torres, 2014

por Milagros Rodríguez

Tenemos ante nosotros un escrito impecable. Surgen tantas preguntas, y preguntas a las preguntas. Algunas al viraje, otras en la inevitable lectura de pasta a pasta, otras con el autor, con la historia de nuestro país, la historia de la radio, televisión, teatro, relaciones internacionales, historia oral, entrevistas directas. Estas cientos de páginas constituyen una investigación de muchas investigaciones en una. Lo llamamos biografía y sentimos eso, la vida. Esta lectura trasciende a todos nuestros sentidos, pues no se conforma con solo mover los ojos y que nuestro entendimiento lo asimile. No, con un lápiz muy afilado el autor nos lleva  a vivir unas décadas muy importantes de la historia de Puerto Rico. Es una reunión de tantos elementos, imposible de reducir. Este libro, esta biografía, es la vida misma enmarcada en la persona que fuera Marta Romero.

Es al final, en el Capítulo 21 y en el Epílogo que nos enteramos por qué Marta Romero quería que la olvidaran. Cinco palabras firmes, aunque, es con la lectura de las 403 páginas, que casi podemos llegar a entenderlo.

¿Qué uno hace ante un escrito como este? Te vas despertando ante un relato que no descansa, no se interrumpe, no lo alejas. Precisamente porque tiene esa fusión de una buena historia y un buen escritor e investigador. Así como el escultor, moldea una masa de materia y la transforma, un pintor usa el color y los pigmentos a su placer, un escritor mueve la palabra. Y esto sentimos aquí, el movimiento de la palabra para honrar una figura necesaria e inmortal, pero con carencia de ser reconocida como merece. Pienso que Marta Romero sí estaba satisfecha y muy segura de lo que era. Eso se desprende de sus palabras aquí citadas, aunque trató de romper el mito que la rodeaba.

Un libro documental, de una edición y publicación excelente. Que se completa con las fotos y las páginas finales del Epílogo, la bibliografía, las citas de programas de televisión, entrevistas, filmografía de la actriz, un total de catorce; diez obras de teatro, 21 telenovelas, discografía con cuatro discos. Manejable, con todos los elementos, transformado en una aportación necesaria a nuestra historia y cultura popular.

Prefiero que sea el propio autor el que más adelante nos diga cuál fue su inspiración y musa.
En mi exposición utilizaré palabras, frases y oraciones textuales del libro, respetando su narración.

Marta Romero nació en el Barrio Segundo de Ponce el 8 de marzo de 1927. Es admirable cómo el autor investigó y descifró el verdadero nombre, lugar y fecha de nacimiento, ya que desde ese momento Marta Romero no se aclara. Su verdadero nombre es María Esther Romero, lleva el apellido de su madre como hija natural. Elisa Romero, así la inscribió. Elisa era de Yauco y al nacer Marta ya vivía con Juan Arocho López, padre de Marta Romero bajo un contrato consensual. Juan era de Lares. La zapata familiar de Marta era un hogar de maltrato, el que recibían todos, desde la madre hasta los hijos. Su padre abandona el hogar. Este comienzo siguió a Marta durante toda su vida y en su carrera como artista.

Desde muy temprana edad, Marta muestra habilidades artísticas, bailaba, cantaba y actuaba. Tuvo varias influencias, me llamó la atención la de las películas mexicanas, ya que en sus años como actriz y cantante incursionó en México, entre estas acompañando a Mario Moreno, Cantinflas. Igual, desde niña y jovencita, fue admirada, perseguida y atacada por su belleza y candor.  Estudió en la Ponce High de donde se graduó en el 1944.

Se inició en programas de radio, en la WPAB, como cantante y actriz dramática. Estas fueron las radionovelas. Se une a la orquesta de Mingo, sustituyendo a Ruth Fernández. Con esta orquesta recorre campamentos, casinos y clubes sociales de toda la isla. Poco a poco fue dándose a conocer y contaba con múltiples admiradores.

Todavía estudiante de la Ponce High a sus dieciocho años, conoce a José Norberto Godreau, padre de su hijo, José Rafael. Esta maternidad significa la salida de la escuela superior, de la orquesta Whoopee Kids, el primer alto en su recién comenzada carrera. La unión con Godreau no funcionó lo que la lleva a mucha angustia y soledad, sentimientos que le acompañaron toda su vida. Su primer desengaño amoroso como otros más.

Se convierte en un símbolo sexual, una Elizabeth Taylor, Marilyn Monroe, una bomba puertorriqueña. Cuando compartió sentimentalmente con Octavio Ruiz Aponte, fue víctima de su obsesión y de sus trastornos mentales. Otra vez desengaño y maltrato, una tortuosa relación. Se convierte en madre nuevamente y esta vez regresa al mundo del espectáculo.

Ya con dos hijos, se muda a Puerto Nuevo para el 1950, año en que nace su tercer bebé, una niña, llamada Marta, como ella. Tampoco era un dulce hogar.
Marta tiene tres intentos de suicidio y para esta época, bajo estas circunstancias fue el primero, 1951. Sus brazos quedaron marcados para siempre. En ese episodio su médico le susurró al oído: "tú lo que necesitas es alguien que te ame, alguien que te trate bien". Este intento fue seguido por otro, tirándose del automóvil en movimiento de Ruiz Aponte. Ya no aguantaba más la relación y pudo disolverla, gracias a la ida de este hombre a la Guerra de Corea, lo que le costó dejar a sus hijos menores, con la abuela paterna. Única salida y muy triste separación.

No puedo dejar de mencionar esta exaltación: "Yo soy de mi amado y mi amado es mío. Allí donde vaya mi amado allí iré yo. La voz amadísima me llama… ven que el amor te llama" frase de Gerard Paul Marín en la obra En el principio la noche era serena.

Marta vuelve al ambiente artístico. Tanto en la radio como en jiras por la isla. Desde esta época es amiga de Sylvia Rexach, prácticamente su mejor amiga de toda la vida. De hecho en uno de sus LP, Marta incluye cuatro canciones de Sylvia. Poco a poco Marta fue conociendo a los artistas y dándose a conocer, siendo así una estrella más en la pléyade de artistas de Puerto Rico. Gracias a la radio, el cine, la televisión el nombre de Marta Romero era escuchado, reconocido, admirado y hasta envidiado en y fuera de la isla. Desfiló por decenas de escenarios, emisoras de radio, canales de televisión.

Volviendo a su vida amorosa, fue compañera de Felipe Rodríguez, la Voz, para 1953. Relación tormentosa, con agresiones físicas y hasta desafiante. Luego del rompimiento y de muchos años, Paquito Cordero, logró unirlos en un escenario. Más adelante en su vida, Marta pudo sostener relaciones amorosas más estables.
El libro nos hace reír en ocasiones, más en otras, nos lleva a sentir la angustia, las luchas tangibles, el existencialismo, la identidad y entonces, la gloria de Marta Romero. Ella, entre otras facetas, fue la actriz que canta, una diva.

No puedo dejar de mencionar la película Maruja. Marta fue la protagonista junto a Mario Pabón y Manuel Pérez Durán. Producida en Puerto Rico para el 1957 por PROBO Films. Todavía hoy en día el Canal 6 la transmite. Igual actuó para películas de la División Hispana de Columbia Pictures. Interpreta a Lope de Vega, Francisco Arriví, Alejandro Tapia y Rivera, René Marqués, Gerard Paul Marín, Luis Rafael Sánchez, entre otros.

Con la interpretación de María Soledad de Francisco Arriví, le confiesa a Jacobo Morales que el personaje la llevó a una búsqueda, una búsqueda hacia Jesucristo. Y así fue, eventualmente Marta hace su conversión a la Iglesia Pentecostal y más adelante a la Iglesia Adventista. Es así como llega a ser predicadora y misionera en estas iglesias.  Al final de su vida estuvo casada con el médico Elías Najul Bez, del pueblo de Isabela, unión que le dio mucho apoyo, amor y estabilidad.
Ante nosotros tenemos una biografía llena de contrastes. Y así como brevemente les he traído detalles, el doctor Torres, detalle a detalle nos presenta la vida de Marta Romero, es por esto que les invito a leer y a disfrutar esta biografía y a su vez, completar la historia que esta singular mujer vivió.

©Prof. Milagros Rodríguez
Bibliotecaria

Presentación realizada en UPRH el 10 de diciembre de 2014.

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