por Milagros Rodríguez
Tenemos
ante nosotros un escrito impecable. Surgen tantas preguntas, y preguntas a las
preguntas. Algunas al viraje, otras en la inevitable lectura de pasta a pasta,
otras con el autor, con la historia de nuestro país, la historia de la radio,
televisión, teatro, relaciones internacionales, historia oral, entrevistas directas.
Estas cientos de páginas constituyen una investigación de muchas
investigaciones en una. Lo llamamos biografía y sentimos eso, la vida. Esta lectura trasciende a todos
nuestros sentidos, pues no se conforma con solo mover los ojos y que nuestro
entendimiento lo asimile. No, con un lápiz muy afilado el autor nos lleva a vivir unas décadas muy importantes de la
historia de Puerto Rico. Es una reunión de tantos elementos, imposible de
reducir. Este libro, esta biografía, es la vida misma enmarcada en la persona
que fuera Marta Romero.
Es al
final, en el Capítulo 21 y en el Epílogo que nos enteramos por qué Marta Romero
quería que la olvidaran. Cinco palabras firmes, aunque, es con la lectura de
las 403 páginas, que casi podemos llegar a entenderlo.
¿Qué
uno hace ante un escrito como este? Te vas despertando ante un relato que no
descansa, no se interrumpe, no lo alejas. Precisamente porque tiene esa fusión
de una buena historia y un buen escritor e investigador. Así como el escultor,
moldea una masa de materia y la transforma, un pintor usa el color y los
pigmentos a su placer, un escritor mueve la palabra. Y esto sentimos aquí, el
movimiento de la palabra para honrar una figura necesaria e inmortal, pero con
carencia de ser reconocida como merece. Pienso que Marta Romero sí estaba
satisfecha y muy segura de lo que era. Eso se desprende de sus palabras aquí
citadas, aunque trató de romper el mito que la rodeaba.
Un
libro documental, de una edición y publicación excelente. Que se completa con
las fotos y las páginas finales del Epílogo, la bibliografía, las citas de
programas de televisión, entrevistas, filmografía de la actriz, un total de
catorce; diez obras de teatro, 21 telenovelas, discografía con cuatro discos. Manejable,
con todos los elementos, transformado en una aportación necesaria a nuestra
historia y cultura popular.
Prefiero
que sea el propio autor el que más adelante nos diga cuál fue su inspiración y
musa.
En mi
exposición utilizaré palabras, frases y oraciones textuales del libro,
respetando su narración.
Marta
Romero nació en el Barrio Segundo de Ponce el 8 de marzo de 1927. Es admirable
cómo el autor investigó y descifró el verdadero nombre, lugar y fecha de
nacimiento, ya que desde ese momento Marta Romero no se aclara. Su verdadero
nombre es María Esther Romero, lleva el apellido de su madre como hija natural.
Elisa Romero, así la inscribió. Elisa era de Yauco y al nacer Marta ya vivía
con Juan Arocho López, padre de Marta Romero bajo un contrato consensual. Juan
era de Lares. La zapata familiar de Marta era un hogar de maltrato, el que
recibían todos, desde la madre hasta los hijos. Su padre abandona el hogar.
Este comienzo siguió a Marta durante toda su vida y en su carrera como artista.
Desde
muy temprana edad, Marta muestra habilidades artísticas, bailaba, cantaba y
actuaba. Tuvo varias influencias, me llamó la atención la de las películas
mexicanas, ya que en sus años como actriz y cantante incursionó en México,
entre estas acompañando a Mario Moreno, Cantinflas. Igual, desde niña y
jovencita, fue admirada, perseguida y atacada por su belleza y candor. Estudió en la Ponce High de donde se graduó en
el 1944.
Se
inició en programas de radio, en la WPAB, como cantante y actriz dramática.
Estas fueron las radionovelas. Se une a la orquesta de Mingo, sustituyendo a Ruth
Fernández. Con esta orquesta recorre campamentos, casinos y clubes sociales de
toda la isla. Poco a poco fue dándose a conocer y contaba con múltiples
admiradores.
Todavía
estudiante de la Ponce High a sus dieciocho años, conoce a José Norberto
Godreau, padre de su hijo, José Rafael. Esta maternidad significa la salida de
la escuela superior, de la orquesta Whoopee Kids, el primer alto en su recién
comenzada carrera. La unión con Godreau no funcionó lo que la lleva a mucha
angustia y soledad, sentimientos que le acompañaron toda su vida. Su primer
desengaño amoroso como otros más.
Se
convierte en un símbolo sexual, una Elizabeth Taylor, Marilyn Monroe, una bomba
puertorriqueña. Cuando compartió sentimentalmente con Octavio Ruiz Aponte, fue
víctima de su obsesión y de sus trastornos mentales. Otra vez desengaño y
maltrato, una tortuosa relación. Se convierte en madre nuevamente y esta vez regresa
al mundo del espectáculo.
Ya
con dos hijos, se muda a Puerto Nuevo para el 1950, año en que nace su tercer
bebé, una niña, llamada Marta, como ella. Tampoco era un dulce hogar.
Marta
tiene tres intentos de suicidio y para esta época, bajo estas circunstancias
fue el primero, 1951. Sus brazos quedaron marcados para siempre. En ese
episodio su médico le susurró al oído: "tú lo que necesitas es alguien que
te ame, alguien que te trate bien". Este intento fue seguido por otro,
tirándose del automóvil en movimiento de Ruiz Aponte. Ya no aguantaba más la
relación y pudo disolverla, gracias a la ida de este hombre a la Guerra de
Corea, lo que le costó dejar a sus hijos menores, con la abuela paterna. Única
salida y muy triste separación.
No
puedo dejar de mencionar esta exaltación: "Yo soy de mi amado y mi amado
es mío. Allí donde vaya mi amado allí iré yo. La voz amadísima me llama… ven
que el amor te llama" frase de Gerard Paul Marín en la obra En el principio la noche era serena.
Marta
vuelve al ambiente artístico. Tanto en la radio como en jiras por la isla.
Desde esta época es amiga de Sylvia Rexach, prácticamente su mejor amiga de
toda la vida. De hecho en uno de sus LP, Marta incluye cuatro canciones de
Sylvia. Poco a poco Marta fue conociendo a los artistas y dándose a conocer,
siendo así una estrella más en la pléyade de artistas de Puerto Rico. Gracias a
la radio, el cine, la televisión el nombre de Marta Romero era escuchado,
reconocido, admirado y hasta envidiado en y fuera de la isla. Desfiló por
decenas de escenarios, emisoras de radio, canales de televisión.
Volviendo a su vida amorosa, fue
compañera de Felipe Rodríguez, la Voz, para 1953. Relación tormentosa, con
agresiones físicas y hasta desafiante. Luego del rompimiento y de muchos años,
Paquito Cordero, logró unirlos en un escenario. Más adelante en su vida, Marta
pudo sostener relaciones amorosas más estables.
El libro nos hace reír en ocasiones,
más en otras, nos lleva a sentir la angustia, las luchas tangibles, el
existencialismo, la identidad y entonces, la gloria de Marta Romero. Ella,
entre otras facetas, fue la actriz que canta, una diva.
No puedo dejar de mencionar la
película Maruja. Marta fue la
protagonista junto a Mario Pabón y Manuel Pérez Durán. Producida en Puerto Rico
para el 1957 por PROBO Films. Todavía hoy en día el Canal 6 la transmite. Igual
actuó para películas de la División Hispana de Columbia Pictures. Interpreta a
Lope de Vega, Francisco Arriví, Alejandro Tapia y Rivera, René Marqués, Gerard
Paul Marín, Luis Rafael Sánchez, entre otros.
Con la interpretación de María Soledad de Francisco Arriví, le
confiesa a Jacobo Morales que el personaje la llevó a una búsqueda, una
búsqueda hacia Jesucristo. Y así fue, eventualmente Marta hace su conversión a
la Iglesia Pentecostal y más adelante a la Iglesia Adventista. Es así como llega
a ser predicadora y misionera en estas iglesias. Al final de su vida estuvo casada con el médico
Elías Najul Bez, del pueblo de Isabela, unión que le dio mucho apoyo, amor y
estabilidad.
Ante nosotros tenemos una biografía
llena de contrastes. Y así como brevemente les he traído detalles, el doctor
Torres, detalle a detalle nos presenta la vida de Marta Romero, es por esto que
les invito a leer y a disfrutar esta biografía y a su vez, completar la
historia que esta singular mujer vivió.
©Prof. Milagros Rodríguez
Bibliotecaria
Presentación realizada en UPRH el 10 de diciembre de 2014.
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