A la memoria de Juan Anibal Camps Millán/ por: Félix Báez Neris

    
Oriundo de Mambiche donde sus padres sembraron en él las fibras morales que moldearon su carácter. Se crió al amparo de una humilde familia, acostumbrada a la dura faena cotidiana. Con pocas cosas materiales, pero compensada por la riqueza de un hogar lleno de amor. Siempre recuerdo lo que nos contaba de su primera experiencia formal de trabajo en una fábrica de textiles. Tenías que romper turno hasta las 6 de la mañana. A Camps este turno no le favoreció, pues el estómago se le anudaba y su reloj biológico se le trastocaba dramáticamente. 

     En una ocasión me contó que a una de las máquinas se le trabó el hilo y él desesperado intentó arreglarlo de prisa, ya que el jefe de planta se acercaba y para colmo era un gringo que no hablaba ni jota de español. Así que con la prisa tumbó un dron que fue a darle a otro que estaba en una línea y así fueron cayendo como piezas de dominó, la planta parecía asolada por el Huracán Georges. El gringo profirió una jeringonza y Camps le dijo “AND SORRY”. Una mañana salió de trabajar y desorientado por los efectos del horrible turno, le ocurrió algo que lo marcó para siempre. De repente se percata que había errado en la ruta y que en vez de dirigirse a Mambiche estaba subiendo la cuesta del Cotto. De súbito se le nubló la vista, su cuerpo se revitalizó y la costilla le estilló al observar una esfinge que se reflejaba entre el verde ramaje. Era una esplendorosa, hermosa, angelical joven. Camps se enjugó los ojos, el corazón se le partió en dos. Camps conquistó aquella doncella. La convirtió en su inseparable esposa, Ana nuestra querida Yiya. Levantaron una hermosa y unida familia. 

    Camps fue bibliotecario, trabajador social, empresario, líder sindical, bohemio, agricultor, entre otras facetas. Pero pienso que utilizó su profesión de bibliotecario para desde allí servir con una vocación, dedicación y esmero. Fue artífice del trabajo social edificante. Siempre muy bien peinado, elegante e impecable con su ropa y traje. Pero lo que más resaltaba en él eran los valores humanos que lo vestían. Camps se montó en su Volky que lo llevó a trabajar en el 1963 en la Biblioteca de Derecho de la UPR donde supo ganarse la amistad de todos compañeros. A todos los dejó muy triste cuando Camps pidió traslado para el Colegio Regional de Humacao en el año 1969. 

     A su llegada a Humacao se incorporó al trabajo como bibliotecario auxiliar en la Biblioteca. A los pocos años le correspondió el duro trabajo de mudarla a las nuevas instalaciones en el año 1972. Para aquel entonces ya Camps trabajaba con la tecnología avanzada del olvidado sistema de circuito cerrado y televisión. Con su expertise en el manejo de las fuentes legales era un recurso indispensable para todos. Trabajó muy duro para alcanzar sus metas. Se las agenció para trabajar y estudiar a la vez hasta que obtuvo su Bachillerato en Trabajo Social en el 1980. Quiero destacar su labor social, donde se distinguió por la dimensión humana que impartió en su quehacer como bibliotecario. Son muchos los estudiantes que se beneficiaron de su ayuda, orientación, motivación y respaldo. Cultivaron por siempre esa amistad que le brindó. Fueron muchos los estudiantes a los que observé como le saludaban de manera fraternal y con los rostros alegres de profundo agradecimiento. Siempre me señaló “Félix, los estudiantes son primero que nada, hay que brindarles toda nuestra cooperación porque luego son los que vamos a encontrar dirigiendo nuestra patria”. Eliud fue uno de esos estudiantes que Camps le dió hospedaje y lo hizo parte de su familia. Siguió de cerca sus pasos hasta que éste obtuvo el grado de doctor en medicina. Fue su padrino de boda. Eliud fue el médico y el amigo que lo atendió hasta el último momento. 

     Otra faceta que destacó en él es su capacidad de líder. La causa sindical es una de sus pasiones más ardientes. Miembro fundador de la HEEND. Ocupó los cargos de Representante 1984-86. Durante el 1989-90, delegado, miembro del Comité de Convenio, etc. Contribuyó a la organización y la vió crecer. Desde ese espacio logró mejores beneficios y condiciones de trabajo para los trabajadores universitarios. Recuerdo el hermoso proyecto donde trabajamos para establecer el primer centro de cuidado diurno del entonces Colegio Universitario de Humacao. Una vez se acogio a la jubilación se incorporó a la Asociación de Empleados Jubilados de la UPR y fue representante de Humacao. 

     Camps también se destaca como deportista. Organizó junto a Báez, Lizardi, entre otros el equipo de softbol los Buhos del Colegio. Equipo que estableció lazos solidarios con la comunidad puertorriqueña de Filadelfía. Y por aqui esta su amigo Pablito Lamboy. 

     Camps fue un gran patriota, amante de la libertad y de la independencia para Puerto Rico. Lo acompañé en recorridos por campos, barrios, urbanizaciones de Humacao y pueblos limítrofes llevando el mensaje de independencia para la patria. Siempre recuerdo que iniciamos la campaña con una devoción y una fe de triunfo. “Esta vez si que vamos alcanzar la meta” me dice el amigo Camps. Trabajamos duro en la campaña. Pero su fe no se quebranta e insufla a uno de voluntad para seguir la lucha, es más, yo creo que su tesón fue más fuerte que la del compañero Rubén Berríos. En las pasadas elecciones fue electo como Legislador Municipal por el PIP a la Legislatura Municipal de Humacao. 

    También el compañero Camps tiene un poquito de bohemio. La verdad es que si lo voy a narrar aquí, pasaría como con los famosos relatos de las Mil y una Noches. Yo guardo buenos y gratos recuerdos de ese esparcimiento. Disfrutaba como nadie las Navidades y yo era su compiche para dar parrandas a familiares, amigos y vecinos. Y si el guitarrista no aparecía, no había problemas, pues Camps agarraba una guitarra con dos cuerdas y nos íbamos y si pasábamos por una marquesina y alcanzábamos a ver que el carro tenía el sello del Colegio, al ratito usted podía escuchar la melodía que decía --“yyyyyy Fiesta Navideña, Fiesta Navideña venimos saludando y los Santos Reyes se están acercando”… 

     Camps cuenta con una familia muy hermosa la cual me honra con su amistad -y a decir verdad, con toda sinceridad -me siento parte de ella porque asi me reciben y me abrazan con un inmenso cariño. Ana “Yiya” como cariñosamente la conocemos, es una mujer extraordinaria y un ser humano muy especial. En Yiya tuvo Camps, a su gran amor. Un ser humano maravilloso, con un alma tan sensible, emprendedora, solidaria y espiritual. Sin esta alma gemela tan preclara, de seguro Camps no hubiese podido enfrentarse y luchar noblemente las vicisitudes de la vida. Contó con el abrigo, el cariño, la comprensión y cuidado santo y paciente de Yiya. No es posible pensar, admirar y apreciar a Camps sin la inseparable Yiya a su lado. Héctor su hijo mayor fue a su vez uno de sus grandes amigos. Javier, heredo toda la humildad, Anabeth la luz de sus ojos; y los adorados nietos Ashley y Héctor Javier que le dieron la alegría de hacerlo bisabuelo. 

     Para mí hay tres palabras para describir al entrañable amigo Camps que son: honestidad, voluntad y caridad. Estas utilizadas en su más humana acepción: de ponerse en el lugar de otros y hacer el bien al prójimo por el amor a Dios. Fue un hombre de fe. Se enfrentó ante las dificultades, por graves que fueran... siguiendo adelante proyectándose sobre la senda trazada. Ya para concluir y este recorrido por huellas que cimentan una amistad imperecedera de un amigo verdadero, diré que Camps fue un hombre íntegro, cuyas convicciones y principios se manifiestaron en todo su accionar. Su importancia se acrecienta por el hecho de que en su trayectoria, incursiona en muy variados campos e influye en incontables personas y acontecimientos, como le he relatado, siempre con discreción y dentro de los cánones de una mezcla balanceada de seriedad y humor, honestidad y generosidad que gobernaron su vida. Fue un hombre útil y esencialmente bueno. Una disciplina de hechura de hospitalidad, lealtad, transparencia, querencias y una pureza de su alma siempre en disposición de servir a sus semejantes. 

     Las letras de su apellido lo describen:

C    de compañero, 
A   de amigo,        
M  de maestro 
  de patriota, 
S    de sindicalista. 

Te regalo la siguiente décima para que tengas buen viaje y un hasta luego compañero, amigo y hermano Camps

Foto por: Sandra Figueroa Quiñones

Comentarios

  1. Que historia tan interesante y un hombre de gran nobleza. Gilberto Orsini Muñoz

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